Ángel Tomás Herrera
Como decía Gregorio Marañón, “nadie más muere que el olvidado”, y Jesús desde hace ya bastante tiempo que había sido presa del olvido, aferrándose a una existencia precaria, marcada por la soledad, con la que convivio voluntariamente durante años. A Infantes le conocí hace años, a raíz de una reclamación que le solucioné cuando llevaba la OMIC de Los Barrios. Hombre avispado y erudito, enseguida entablamos conversación sobre los negocios ocultos de la Corona, el Opus Dei, las empresas internacionales o los grandes poderes ocultos y lobbies que manejan este mundo, cada vez más roto e imperfecto. Educado y buena persona, siempre se definió como un hombre enfrascado en su mundo interno, en su pasado, con sus obsesiones y papeles siempre a cuestas, y esa afrancesada elegancia que ocultaba un viejo intelectual, devorado por el profundo abismo que construye la soledad e incomprensión.
Jesús Infante era una persona taciturna y discreta, al punto que su presencia pasaba inadvertida para el resto de la vecindad. En su casa, refugio del escritor e investigador que era, guardaba Infantes cientos de revistas, libros y periódicos españoles, franceses e italianos de diversas épocas; una auténtica hemeroteca apilada en el viejo salón, el mismo donde al parecer le encontraron.
Pocos sabrán que Jesús estuvo viviendo durante el franquismo en Paris, desde donde sacó adelante varios libros y colaboró en diversas revistas y periódicos, y que conoció de primera mano las tripas internas del Vaticano, del que salió profundamente decepcionado. De mente inquieta e investigadora, sus obras siempre han pivotado sobre las intrigas palaciegas, las conspiraciones políticas y las mafias, que coquetean con lo político, judicial y religioso, con el poder y el dinero. Como él me decía: « La mano que levanta la tapadera nunca ha sido la causa del humo que sale del puchero »… y que razón llevaba.
Jesús cuenta con una amplia y variada bibliografía, publicándose muchas de sus obras por Ediciones Ruedo Ibérico, editorial fundada en 1961 en París por cinco autores españoles refugiados de la Guerra Civil. Entre sus libros podemos destacar: “La prodigiosa aventura del Opus Dei: génesis y desarrollo de la Santa Mafia” (Ruedo Ibérico., 1970), “Los Negocios de Porcioles. Las Sagradas Familias de Barcelona” (Mompodio, 1974), “Los negocios ejemplares: Rumasa, Sofico, Matesa, Los negocios del Caudillo”. (Ediciones Monipodio, Toulouse, 1975), “El ejército de Franco y de Juan Carlos” (Ruedo Ibérico – 1976), “Los negocios militares. Las fuerzas armadas en España” (Ediciones Monipodio – 1976), “Las fugas de capitales y los bancos suizos” (Dopesa – 1978); “Un Crime sous Giscard: Laffaire de Broglie, lOpus Dei, Matesa “ (Editorial François Maspero – 1981), “Libro negro de la colza : el misterio del síndrome tóxico por aceite” (Puntual Ediciones – 1982), “El Silencio de la Termita” (Grupo 14 – 1983), “Opus Dei: Asi en la Tierra como en el Cielo” (Grijalbo – 1996), “Los muy ricos” (Grijalbo, 1998), “El Santo Fundador del Opus Dei” (Editorial Crítica – 2002) y “La Cara Oculta del Vaticano” (Foca Ediciones – 2004).
Disidente y crítico con la política y los asuntos turbios que le tocó vivir, Jesús publicó bajo la firma “Ynfantes”, colaborando en varios periódicos franceses y españoles, algunos censurados por los artículos que versaban sobre la Iglesia o la Corona, como es el caso del desaparecido “El Cocodrilo”, semanario satírico inspirado en el periódico francés “Le Canard Enchaîné”, que tuvo una corta vida de 44 números, entre 1974 y 1975. Tuvo Jesús durante los años 80 la oportunidad de participar en la prensa española, tras su fugaz participación televisiva en el gran programa de Televisión Española, La Clave, moderado por José Luis Balbín, presentando uno de sus libros. Pero pronto vendría el sentimiento de fracaso, y de la mano de éste, el olvido.
Sirva pues este pequeño homenaje para un autor local desconocido para la mayoría. Toda una dilatada obra literaria y un conjunto de artículos críticos que seguro han pasado inadvertidos para muchos que tuvieron la suerte de toparse con él en los paseos diarios o en ese quiosquito de barriada, tomándose un finito. Pero eso es lo que trae el secretismo y la soledad, la existencia ácrata en la que se instaló sus últimos años de vida Jesús Ynfante, tan desconocido para propios como para extraños.
Con la muerte de Jesús ya nadie comentará sobre los presuntos oscuros negocios de la “Remonarquía” española, mucho tiempo antes que lo hiciera la “queridísima” Corina; o sobre el pelotazo de las farmacéuticas y los productos tóxicos de la gran industria alimentaria; los poderes políticos y sus conexiones mafiosas o el gran poder elitista y tradicional que aún sigue conservando la Iglesia Católica y el Opus Dei. Con su adiós se han perdido las frases hechas, se esfumaron los ajados apuntes y los manoseados libros, enmohecidos y cargados de polvo.
Como él solía comentarme, en esta España de “Piensa como Cristo y vive como Dios”, de pandereta y secretismos, de traiciones y censuras, decir la verdad resulta siempre imperdonable, te termina postergando al olvido, a la soledad. Que la muerte te sea leve Jesús. DEP.
“Non omnis moriar” ( No moriré del todo ) – Quinto Horacio.
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