Al capitán de la Guardia Civil Alfonso Villalta

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José Salguero Duarte | Periodista y escritor

Por diversos motivos entre ellos culturales y periodísticos, son muchos los eventos en los que es requerida mi presencia. Pero con el paso de los años, por día limito aún más mi asistencia en bastantes, porque desde la libérrima libertad que poseo, siempre imperó en mí el asistir o no. Porque si se dice que “agua que no has de beber, déjala correr”, eso es lo que hice y hago para no ser contaminado, por las diferentes corrientes de sinsustancias, que proliferan en esta decadente España de panderetas y corruptelas.

Por ello, supongo, que en muchos de los casos, si un determinado ente oficial o privado reconoce y distingue a alguien. Debo entender y entiendo, que el galardonado puede ser afín a la doctrina del órgano otorgante. Como es el caso que me ocupa, porque cuarenta y tres años, son muchos los años que mi buen amigo el capitán Alfonso Villalta, ha estado de servicio en el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil.

En esta ocasión, mi asistencia estaba más que justificada en el acto de su despedía por jubilación del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, celebrado el viernes primero de marzo pasado, en uno de los salones de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras. Al que asistieron los mandos de dicha comandancia, compañeros de todos los escalafones, familiares y amigos, entre ellos el exalcalde de Algeciras del Partido Andalucista Patricio González, el ex teniente de alcalde de Hacienda del PSOE Juan Barranco, y la flor de mi canela María Teresa…

El Coronel Jefe, Marcial Vázquez, se dirigió a los presentes diciendo: “Alfonso Villalta siempre ha realizado nuestras facetas lo mejor posible y no tengo ninguna queja de él. Es una persona muy humana y lo ha demostrado sobradamente en nuestra profesión, con su familia y en las relaciones en la vida. Y seguirá siendo guardia civil hasta que Dios quiera. Por eso, cuando haya que llamarle se le va a encontrar. Le deseo junto a su esposa que siga luchando, porque esta vida es una lucha constante. Y siempre lo que necesiten de la Guardia Civil lo van a tener”.

Alfonso Villalta, muy emocionado tomó el uso de la palabra a continuación diciendo: “A partir de ahora voy a rezar cada día con más fe que nunca por todos mis compañeros, para que con su esfuerzo y sacrificio diario hagan que la Guardia Civil sea más grande. Estoy muy emocionado, porque han sido cuarenta y tres años los que he estado de servicio. Le doy las gracias a mis padres que en la gloria estén, a mi esposa, a todos mis compañeros y a los amigos que han querido acompañarme en este día tan importante”.

Villalta finalizó su intervención con una exclamación muy sentida desde los pilares de su alma gritando “Viva España”, para proseguir con otra exclamación más sentida aún “Viva la Guardia Civil”, brotándole a borbotones lágrimas de sus ojos.

Por su parte María José de la Torre, esposa de Alfonso dijo: “Gracias Alfonso por hacerme caso cuando éramos novios para que ingresaras en la Guardia Civil cumpliendo mis deseos. Si hubiera marcha atrás volveríamos a hacer lo mismo. Porque si como guardia civil has sido todo un ejemplo. Como esposo, padre y abuelo eres grande por tu bondad y humanidad. Gracias a todos los compañeros de la Guardia Civil. Gracias Alfonso”.

Si a la esposa de Alfonso, se le quebró la voz entre sollozos pronunciando dichas palabras. A la inmensa mayoría de los asistentes nos brotaron las lágrimas, en tan significativo momento para el capitán Villalta y para el Cuerpo de la Guardia Civil…

Siendo evidente, que el capitán Alfonso Villalta ha sido todo un ejemplo a seguir. Por ello no hay cosa más digna en esta vida, que sentirse gozoso y satisfecho de jubilarse con el deber cumplido, sin haber hecho daño alguno. Y es así porque Alfonso Villalta antes de ser un excelente guardia civil, es mejor persona con una humanidad y honra enorme, al alcance sólo de las personas de bien.

Por ello, las enseñanzas que ha impartido Alfonso Villalta en cuantos destinos ha permanecido son las mías, porque soy hijo de un guardia civil. Y de nuevo el viernes acompañando a él, a su esposa e hijos… sentí ese hormigueo que sólo apreciamos y captamos los que hemos residido en cualquier momento de nuestros días en una casa cuartel. Donde las normas de convivencia, moral, ética y civismo, han sido garante de luminosidad para cuantos vestís el honroso uniforme del Cuerpo, como en su día lo vistió dignamente mi padre.

Para Alfonso Villalta ha comenzado una nueva travesía en esta jungla que nos ha tocado vivir. Estando convencido, que le faltarán horas durante el día para llevar a cabo sus muchas facetas culturales y artísticas… Deseándole junto a sus seres queridos salud, paz y bien.

Enhorabuena, suerte y me descubro buen amigo.

Rincón poético

No hay música

No hay música,

sin el compás del sonido.

Y, sin el sonido del compás,

que no marque las pautas,

y clone las partituras del tiempo,

haciendo sonar sus huesos,

con dedos mágicos sin acordes.

No hay música,

que se cruce en nuestra orfandad,

que no nos haga sentir

la nostalgia del pasado

y las emociones analíticas.

No hay música,

que no nos haga recordar el dolor,

al recorrer la distancia del pentagrama,

por raíles de ríos y de mares.

No hay música,

recogida en conciertos magistrales,

con notas blancas o negras,

que no ocupen el período vacío.

No hay música,

encarcelada en los ritmos,

que no altere lo grave y lo agudo,

de las pinceladas desérticas del recuerdo.

No hay música,

sin sonidos y sin acordes,

de historias a tiempo y a contratiempo.

Nota: Del libro de poemas: Setenta y cinco lunas,

de José Salguero Duarte.

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