Andalucía es más que un tren que nunca llega, mucho más que cuotas de pesca, infinitamente más que un grupo propio en el Congreso. Andalucía es más que una bandera que se regala, mucho más que un escudo injustamente coronado, bastante más que limitarse a pedir tierra y libertad. Porque la libertad no se pide, al igual que los derechos sociales, la libertad se conquista. Y si no empezamos a luchar por nuestra tierra ahora, nunca llegaremos a ser esos “hombres de luz” que canta el himno.
La libertad no viene sola, hay que ganársela a pulso. Y para eso no basta con envolverse en la arbonaida y gritar muy alto, hay que demostrarlo día a día luchando por los andaluces y andaluzas, exigiendo industrias que no dañen nuestro entorno natural, aumentando el presupuesto de la sanidad andaluza, fomentando un turismo sostenible y mejorando la educación de nuestros jóvenes. Porque nuestra bandera es blanca, como la marea que exige una sanidad digna, y verde como el movimiento docente que reivindica una escuela pública de calidad.
En Andalucía nos merecemos estar al mismo nivel que el resto de España. No es cierto que en Andalucía se trabaje menos, los datos así lo demuestran. Tampoco es verdad que aquí estemos todo el día de fiesta. Andalucía trabaja más que la que más, y festeja mejor que ninguna. Pero no nos conformemos y nos dejemos caer en la autocomplacencia, sigamos avanzando porque nos queda mucho camino por recorrer. Los andaluces no queremos volver a ser lo que fuimos, queremos ser mejores de lo que nunca fuimos. Por eso, andaluces y andaluzas, levantaos, pero levantaos de verdad.
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