Cambio climático, ¿Qué hacer?

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Desde los primeros tiempos de la humanidad, cuando los grupos humanos se sentían amenazados por algún grave peligro de forma colectiva, se invocaba a las grandes fuerzas exteriores esotéricas, religiosas, chamánicas, para conjurar las amenazas y peligros. En decenas de miles de años mucho se ha andado en esta historia humana, pero seguimos guardando en nuestro inconsciente colectivo esa tendencia a animar a que alguna fuerza externa resuelva el asunto.

En la España católica, ante las catástrofes naturales, se sacaba al santo en procesión y mediante ritos específicos se pedía su intervención para resolverlas. Sequias tras sequias, o inundaciones tras inundaciones, al santo se le pedía que lloviera o que parara de llover. Llevamos varias décadas y 25 cumbres sobre el clima, primero, alertando y luego constatando el desastre de un cambio climático nefasto que ya afecta a todos los ecosistemas, tanto terrestres como marinos.

En internet (https://www.youtube.com/watch?v=mEoSM9DthSY), se encuentra la profecía que en 1973 se hacía sobre qué ocurriría en 2022, ¡ya mismo! Encarnando Charlton Heston el papel del detective Thorn que en esa fecha aprende el horrible secreto de la escasez de comida, provocada por el cambio climático, junto a Edward G. Robinson, interpretando el papel de colaborador y amigo.

El reloj no para y la cuenta atrás para el exterminio de la vida humana y multitud de especies animales, comenzó hace tiempo. 25 cumbres, donde la humanidad sacaba en procesión a las potencias y los políticos más señeros, no han servido para nada, el rápido deterioro del planeta sigue inexorablemente su curso. ¿Qué hacer?

Si después de Madrid estas potencias y políticos no adoptan medidas drásticas para revertir el aumento de la temperatura del planeta y los efectos contaminantes, sólo queda una cosa: ¿Rezar?  El dicho es contundente: A Dios rezando y con el mazo dando. Un buen amigo me escribió esto es Wassap: “Pues ya sabes, para apoyar al planeta, es decir para trabajar por la supervivencia de sus inquilinos que somos todos, menos postureo y manifestaciones y más acciones individuales y privadas orientadas a dicho objetivo. Que la verdad es que cada vez lo veo menos claro, siempre vemos la paja en el ojo ajeno y pocas veces analizamos que podemos hacer cada uno de nosotros, aunque suponga una renuncia personal a nuestro estilo de vida, que a la postre no deja de ser un cambio al que nos resistimos”. Y tiene toda la razón y, apurando el argumento, la toma de conciencia individual será eficaz si se hace colectivamente, es decir asociativamente. El primer paso para tomar medidas desde cada persona es que esas estén coordinadas. Por eso es imprescindible que nos juntemos en organizaciones ciudadanas que coordinen respuestas contundentes exigiendo al mismo tiempo a los gobiernos ante esta 4ª conflagración mundial, verdaderas y eficaces economías de guerra contra el cambio climático.

Recordar que lo primero que hizo toda la industria americana el día después de Pear Harbour y la declaración de Guerra, fue comenzar a producir aquello que era necesario para ganarla.  Todas las industrias y elementos del sistema productivo deben cesar inmediatamente de producir aquello que alimenta la subida de temperaturas, cambiando sus procesos productivos para que dejen de hacerlo. No asumir este compromiso con la humanidad y el planeta sería objeto de alta traición y deberían ser, los directivos y consejos de administración, enjuiciados por crimines contra la humanidad. Parlamentos Políticos del Mundo ¿Qué esperáis?  ¡Mañana será tarde!

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