José Antonio Ortega Espinosa | Periodista y escritor
Los papeles de Bárcenas son falsos. Bueno, medio falsos. Se trata de un montaje de ZP y de Rubalcaba, que es un viejo zorro. O séase, los mismos que organizaron el 11-M en connivencia con Eta y se propusieron desmembrar España, acabar con la institución de la familia y, para más inri, erradicar la civilización de la faz de la tierra. Seguro que lo recuerdan. El del puño y la rosa es un partido de piratas y corruptos y el de la gaviota, el de los trabajadores decentes. Luis El Cabrón y los señores Pablo Crespo, Sepúlveda, Fabra, Correa and company, etcétera, etcétera, son verdaderos filántropos, benefactores de la humanidad.
Los excontables del partido del señor Rajoy son una mina, un potosí, auténticas máquinas de hacer dinero. Deberíamos haberlos puestos al frente del Ministerio de Economía y Hacienda. Probablemente al país no le iría cómo le va. ¿O sí? En cualquier caso, lo que es seguro es que a los bancos de Suiza les iría de miedo. También deberíamos proponerlos para que se les otorgue a cada uno el título de doctor honoris causa, el de la Universidad de Harvard, cuando menos, como especialistas en Finanzas Internacionales y Evasión Fiscal. E invitarlos a escribir y publicar un manual sobre cómo pasar de simple chupatintas a millonario en ejercicio.
Imagínense: el señor Ángel Sanchís, entendido en hacerse de oro plantando y comercializando limones; el señor Álvaro Lapuerta, experto en el mercadeo del arte, aun sin tener ni idea de cómo se escribe el nombre completo de El Greco, y el innombrable L. B., con su pinta de mafioso de película de los 70, convertido en avezado tiburón de Wall Street, a lo Michael Douglas, dándonos a conocer a todos, en un libro firmado por los tres, el secreto de su éxito. El pelotazo editorial –ya lo quisiera yo para mí– estaría más que garantizado.
Se pasaron casi 8 años en la oposición tratando de dejar por los suelos la imagen de España allende nuestras fronteras y, mira por donde, ahora, cuando ya no lo esperaban, lo han conseguido, con creces y por sus propios méritos. Me refiero, sí, a quienes ya saben, a algunos de los que hoy nos gobiernan y, en cierto modo, también nos gobernaban antes.
Días atrás lo hablaba con mi sobrina que está en Alemania. Visto desde fuera, lo que pasa aquí es de vergüenza. Y lo que ocurre en Grecia, Italia, Portugal, igualmente. Si me apuran, lo que pasa en el mundo, aunque ahora a cuento no venga.
Lo decía en una ocasión anterior, desde este mismo espacio, si mal no recuerdo. Con la fortuna de Onassis y algún que otro magnate heleno se podría saldar la deuda del estado griego, por ejemplo. Con la de Ortega, Amancio, que no yo, y algún que otro potentado paisano nuestro, se podría aliviar cuando menos la de los españoles. Con la de Berlusconi, y algún que otro capo de la Cosa Nostra, la de los italianos. Y con las de Ronaldo y Mourihno, et al., la de nuestros vecinos los portugueses.
Y encima hay quienes tienen la desfachatez de reprocharnos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades a los que estamos a dos velas. Entono mi mea culpa. Sí, señores, lo admito, lo confieso, yo he vivido por encima de mis posibilidades. Eso sí, con la complicidad de los bancos que me otorgaron crédito. Mi hermana, mi cuñado, mis primos, la mayoría de mis amigos, mis vecinos, conocidos, que yo sepa no. A menos que se considere vivir a tutiplén comprar una casa en la que vivir, y amueblarla dignamente, tener para vestir, y no a la última, contar con un coche, y no de alta gama, con el que ir al trabajo o a pasear los domingos y fiestas de guardar, y gozar de una o dos semanas de vacaciones al año.
Llevo estos días pensándolo y lo tengo ya muy claro. De mayor quiero ser tesorero del PP.
Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.
