Desde hace años, me encuentro en la trinchera

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José Salguero Duarte | Periodista y escritor

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, sin dejar de mirar al Cielo, desde el alba hasta el ocaso, para ver caer las esquirlas, expandiendo esencias humanas y cívicas, sobre las mentes opacas, para despertar las conciencias, corruptas e inmundas, deshonestas y putrefactas, de los tentáculos de la política capitalista por la Tierra.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, a las legiones de tiranos, y a sus batallonas de compaña, de altos vuelos y cunas bajas, enfundados en fina seda de alta gama, como los novios cuando acuden al altar, para contraer matrimonio por lo civil o por la Iglesia.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, a los miserables faltos de escrúpulos. Sinvergüenzas de raleas de guante blanco, que oprimen autoritariamente a los pueblos, apestando a todo el Universo, no creciendo ni el barbecho.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, a las mansas y turbulentas aguas, que ahogan lentamente gota a gota hipotecando, todo cuanto anegan con leyes, decretos o dictados. Debiendo no dejar que me tuerzan el brazo, para evitar que se sigan poniendo, las botas bien puestas.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, los latigazos del castigo. Porque si los fanáticos nacionalistas españoles, asesinaron con un tiro en la nuca a Federico, y a Marcos Ana lo torturaron sin descanso. A mí sus perros de presa, me harían más de lo mismo, por no ser sumiso a sus doctrinas.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, a los miserables de las diferentes siglas políticas, y a sus palmeros, alfombreros y palanganeros. Porque en el capitalismo y en la política, casi no existen valores humanos ni cívicos, pero sí el económico y los votos, con los que corroen al presente y al futuro.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, a los energúmenos que enarbolan una bandera, sin profundizar en tiempo pasado o presente, si es legal o ilegítima. Como hicieron en la España franquista, imponiendo la del yugo y las flechas. Tarareando una marcha real sin letra, al no poder tener ni himno representativo, para todas las comunidades que cohabitan, en ese país compuesto de reinados, ducados, celtas cortos y vasallos.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica, por un amanecer más próspero, en donde no existan fronteras, ni farallones ni precipicios, para ser utilizados por los perros de presa, para despeñar a sus víctimas.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica. No teniendo duda alguna, que más pronto que tarde, triunfará la libertad y la democracia, al levantarse el pueblo del letargo, contra los señoritos encorbatados, explotadores sin escrúpulos, y otras castas similares.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica. Deseando que cuado expire mi último latido, me reciten versos de amor de mis poemas. Y me cubran de quejidos, revolucionarios flamencos, del Cabrero y de Manuel Gerena, con sones de la guitarra de Paco de Lucía. Porque desde que tuve conciencia, de la triste realidad que me envolvía, siempre luché por una Andalucía libre de caciques, terratenientes y de otras gentes similares.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica. Y si he de morir, moriré por los míos y no por las españas, al morir por ellas otros, que resuman patriotismo nacionalista juntero. Al ser España no una, sino una nación de naciones y regiones, o un estado federal encubierto; con sus reinados, cortes y parlamentos.

Desde hace años, me encuentro en la trinchera, combatiendo sin descanso en solitario, con la roja tinta de mi estilográfica. Y al vivir libre, levantándome cuando me despierto, y acostándome cuando tengo sueño, moriré feliz. Porque si de mi hambre mando yo, de mi dignidad también, a pesar de que tuve que sortear los obstáculos, que me impusieron los crueles, en mi caminar diario.

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