El barco de los Barrios está construido con “acero” del mejor,
por eso , gozando de tantos y tantos años,
dura y no tiene en su casco , ni grieta ni hendidura que le haga daño.
Lo hicieron fenicios , cartagineses o griegos
en el astillero de los más nemorosos arcanos
de la historia legendaria y, hasta las águilas del Imperio romano,
sobre él a posarse prestas llegaron y lo mantendrán a flote
sus gentes nobles que lo quieren y admiran porque son hermanos
y cofrades de su patrona, la Virgen del Carmen, que siempre está a su lado .
Sus velas, los montes que a los vientos ondean con verdor de la mayor esperanza.
Los mástiles, esas torres de progreso, hacen que, quien fue pesquero barco,
hoy, milenios pasados, sea mercante considerado,
pero, también es bello yate, como ejemplo Guadacorte
y crucero de lujo todo él , anclado
en lo que es de La Bahía, su más bello saco.
Su proa está en el río que le da nombre
y su popa en el otro extremo, Guadarranque, que San Roque quiere tanto.
Pero, a pesar de ser de categoría relevante , esta nao
siempre se siente feliz porque es coqueto y humilde barquito pesquero
y, junto con los que faenan en este mar, traen las redes llenas del mejor pescado
cada mañana al Copo o a cualquier mesón de los pueblos de este Campo.
Los Barrios, se siente pletórico y orgulloso
de tener en Palmones siempre su grandioso barco
y, para que no emprenda larga singladura en solitario, lo tiene amarrado
con la líquida y flexible coyunda de agua,
que forma el “Río de Las Cañas” y luego, a él se le llama“ Palmones”, más abajo;
corriente que se convierte en ría de cauce amplio y ancho
y riega con dulce agua lo que será salado y hermoso estero,
esas marismas palmoneñas, paraje natural y bello donde, años y años,
se detienen, y hacen estadía y alto,
las múltiples bandadas de aves migratorias
y la tripulación del barco de Palmones, que hoy no es trirreme, levanta sus brazos
diciéndoles : ¡” Hasta la vuelta .Aquí os esperamos,
nosotros somos hijos de Los Barrios y siempre
seguros estaremos a su lado!”
Timoneles, remeros y pescadores con denuedo trabajan y ensalzan su canto;
mientras luchan por evitar que se derrita la sal de la verdad,
la que tan necesaria es mantenerla en sus honradas manos
y, que el corcho de los alcornoques barreños siempre ayude a que flote este barco
que está cargado de riqueza de tierra y tesoros de la mar
refinados con la más grande ilusión, ser palmoneño y barreño de corazón
y esto dice quien en ese esquife bello embarcado estuvo un año
y sería allí nombrado definitivamente maestre por eso esa nao
para quien esto escribe siempre estará en el piélago de su pensar.
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