Manuel Ramírez Tocón | Articulista
La quilla de la Nao no rompe mejor las olas por ser mas grande sino por el buen hacer de las manos de un calafate que monta con mimo las duelas. Así es el navegar de la nave de Manolo.
Doy por seguro que no ha intervenido ingeniería alguna en diseño y desarrollo del que podemos llamar el buque insignia de nuestra armada gastronómica. Tras la botadura, como a cualquier bergantín, se le aplicó brea en las grietas, se ajustaron las lonas y se reforzó la mesana para afrontar los inicios de una travesía que siempre le ha llevado a buen fin.
Como buen capitán al que se aprecie, Manolo siempre ha contado con un, o mejor dicho, con una contramaestre que mucho habrá influido en el paso de bergantin a goleta y en las mejoras que han hecho posible enarbolar la insignia de tu pueblo por todos los confines conocidos.
Ante tal modificación de estructura, sin entrar en dique seco, la nao pasó de llamarse “Guitarra” a recibir una denominación mas acorde al entorno marinero; “El Copo”.
La marinería igualmente creció a bordo, grumetes, ordenanzas y aprendices ampliaron una tripulación que puede alardear de compartir, desde entonces, la seguridad, el dominio y la serenidad de una nave que surca, inquebrantable, los vaivenes de un mar moldeable por los tiempos que siempre toca vivir.
Capitán Manolo, mande descanso a su tripulación y transmítale la seguridad de que en puerto nos inunda la sensación de estar siempre dignamente representado por la elegante figura de su nave enfilando un nuevo ocaso, con la misma certeza de que amanecerá un nuevo día con “El Copo” bien amarrado a puerto.
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