Novena Provincia

El efecto mariposa y el puerto de Algeciras

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El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Este proverbio chino vinculado a la teoría del caos viene a significar que pequeños cambios, casi imperceptibles pueden conducir a consecuencias impredecibles. Una pequeña perturbación mediante la amplificación puede generar un efecto considerable a corto y medio plazo.

Nuestro Puerto, el Puerto de Algeciras, primer puerto de España, está soportando estoicamente esta tremenda crisis, esta tremenda tragedia del coronavirus, casi manteniendo el mismo número de contenedores que en años anteriores. Pero Algeciras no sólo es un puerto de contenedores. Ahora las navieras que atraviesan el Estrecho están pasando un mal momento por el cierre de fronteras de Marruecos. Hay muchos trabajadores en ERTE y el problema va para largo.

En nuestro Puerto tenemos(Cernaval) el segundo astillero en carga de trabajo de Europa que ha incorporado hace pocos meses un sensacional dique flotante para sus reparaciones, llegando a reparar buques de hasta 300 metros de eslora.
A veces, la memoria es selectiva y es bueno recordar como Cernaval hizo posible que no tuviésemos un desastre medioambiental en la Bahía de Algeciras al meter al petrolero Shenzen en su dique seco como dique refugio y evitando esa catástrofe. Aquello evitó el desastre, pero le provocó el desastre al propio astillero porque, luego, ninguna aseguradora se hacía cargo de limpiar su dique. Y tuvo que volver a empezar desde menos cero. Hoy, tiene una plantilla de 400 trabajadores y una cartera de trabajo impresionante……y ahí entra parte del título de este artículo: El efecto mariposa. Cualquier cambio puede provocar una reacción en cadena bastante importante.

En un momento de crisis, de competitividad con otros astilleros que están a la caza y captura de buques, no se puede estar esperando que un práctico tarde hasta nueve horas en meter un buque para reparar en el dique. Si esto fuese un caso único no habría problemas, pero ocurre a menudo, demasiado a menudo. Y un día de espera fondeado y sin poder empezar la reparación, cuesta del orden de los 300.000 euros además de los retrasos en la finalización de los trabajos. Gibraltar mete en su astillero en cuanto llega un buque. Luego, nos quejamos. Se pierden clientes, se pierde dinero y se pierde confianza. Y la excusa no puede ser que tengamos vientos de 25 km/hora. Aquí eso no vale. Si hacen falta remolcadores que se pongan, pero no dejar un buque en Bahía como está pasando. Ya ha habido buques que se han ido a Setúbal por ello.
Cernaval es el quinto concesionario de la Autoridad Portuaria, con sede social y fiscal, aquí. Pero podemos provocar el efecto mariposa y estas cosas pueden llevar a efectos nada deseables e impredecibles.

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