El Trastorno por Déficit de Atención

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Cristina Tamarit Duarte | Licenciada en Psicología

Frente a la llegada de numerosos casos a consulta de padres desesperados, alumnos y alumnas que suspenden, desmotivados, etc hoy queremos hacer especial mención al Trastorno por Déficit de Atención (TDA), según el manual diagnóstico de enfermedades DSM-V, el 314.01. Aunque muchos lo confunden (numerosos padres, profesionales, …) es uno de los tres subtipos que componen el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) que se caracteriza por la inatención y en el que se debe cumplir seis o más de estos síntomas con una intensidad que es desadaptativa e incoherente con el desarrollo y dura al menos seis meses. Además afecta negativamente al menos en dos ambientes (personal, escolar/laboral, familiar) y no se debe a otro trastorno psiquiátrico. Se caracteriza por:

No presta atención a los detalles e incurre en errores por descuido en las tareas escolares y otras actividades

Dificultad para mantener la atención en actividades lúdicas

Parece que no escucha cuando se le habla

No sigue instrucciones y no finaliza las tareas, encargos u obligaciones en el colegio o en casa

Dificultad para organizar tareas y actividades

Evita o le disgusta dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido

Pierde materiales necesarios para las tareas

Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes

Es descuidado en las actividades diarias

¿De qué se trata?

    Es un trastorno neurológico en el que interviene la genética más el medioambiente.

¿Cuándo se diagnostica?

 Es necesario que el niño o niña haya cumplido los siete años aunque en etapa preescolar puede ir apareciendo signos de alerta y es más frecuente en niños. Se inicia en la infancia y puede persistir en numerosos casos en la etapa adulta, dificultando áreas de funcionamiento en estas personas.

Tratamiento

El tratamiento puede ser farmacológico, terapia conductual o tratamientos combinados. Tiene una respuesta muy alta aunque también se acompaña de tasas muy elevadas de comorbilidad (otros trastornos asociados).

Una buena intervención estaría dirigida por una parte, a padres y profesores (cómo afrontar tareas escolares, adaptación, motivación, dotar de estrategias,…) y por otra, dirigida al niño (programa de focalización de la atención, economía de fichas, trabajo ordenado, supervisado, ….)

Si conocéis algún caso que presente algún tipo de problemas que hemos mencionado anteriormente sería adecuado acudir a un profesional para que hiciera una evaluación pertinente y determinar el tratamiento más adecuado para el menor, para potenciar al máximo todas sus capacidades, lograr una mejor adaptación en todas las áreas de su vida y que adquiera las competencias necesarias, mejor a través de un equipo multidisciplinar (psicólogo, profesor,…) junto a la familia, porque el éxito del tratamiento dependerá de la coordinación que exista entre éstas.

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