Como casi siempre y como en casi todos los asuntos, en el de los presupuestos, en este caso, tanto los del Estado como los de la comunidad autónoma andaluza, el Partido Popular hace gala de una incoherencia digna de ser establecida como arquetipo en alguno de los libros de textos útiles para quienes cursen los estudios de Ciencias Políticas. Por un lado, claman contra el incremento del déficit público, amparándose en las tesis neoliberales que dicen defender, y, por supuesto, contra la subida impositiva prevista para el próximo año, lo que, además, reporta muchos votos, y, por otro, no hay partida presupuestaria que no les parezca suficiente, excepto la referida a gastos corrientes, que les sigue pareciendo excesiva, porque así debe parecerles de acuerdo con lo que tienen escrito en su guión, por mucho que dicha partida se haya ido reduciendo desde 2008 para acá, en un esfuerzo de austeridad y reasignación de recursos, como si las administraciones gobernadas por el PP pudieran considerarse módelicas.
Para los populares, por ejemplo, la cantidad que la Junta de Andalucía destinará al Campo de Gibraltar es ridícula y se supone que considerarán igualmente ridículas las que el gobierno autonómico propone para la mayoría de las provincias andaluzas, pero, eso sí, las cuentas previstas por el ejecutivo socialista de Griñán para el ejercicio de 2010 son un desatino, una auténtica barbaridad, porque disparan la deuda. A ver en qué quedamos. Se oponen al aumento de la recaudación y al del endeudamiento, aunque eso sí no hay sitio de España donde, gobiernen o no gobiernen, no exijan más ayuda o más inversión estatal para lo que sea según convenga. O una cosa o la otra. No se puede estar en el caldo y en las “tajás”.
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