Gatos y sus gatadas

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José Salguero Duarte | Escritor y Analista

“Al gato ‘montés’, en España, le han dedicado un pasodoble, que es interpretado por bandas de música en paradas militares…”

Casi todos los días observo a una señora de cierta edad, poniéndole agua y comida a las camadas de gatos que se encuentran de ocupas en un local abandonado. Dicha estampa me conmueve, porque generalmente la categoría de un pueblo depende, según Mahatma Gandhi, de cómo trata sus ciudadanos a los animales. Y esa señora, sin duda alguna para mí, es una persona con una sensibilidad que cala hondo. Por lo tanto, no tengo intención alguna, de buscarle los tres pies a los mininos que ella cuida. Ni tampoco me voy a referir a los gatos que son utilizados para ejercer presión o para elevar un vehículo para cambiar una rueda tras un pinchazo. Pero menos, el utilizado para reventar una puerta para desvalijar una casa, al estar en desuso ese artilugio.

Pero sí me referiré a los felinos que expelen su tifus por cualquier rincón, recayendo sus hedientas partículas sobre el pueblo honrado, trabajador y contribuyente, como consecuencias de la política carroñera desarrollada. Siendo más que probable que, todos esos gatos, deban llevar en sus tripas enormes cantidades de gatitos, a pesar de la estampa bonachona que exteriorizan. Por ello, cuidan las formas llevando regímenes elaborados específicamente para ellos, con las que obtienen las dosis vitamínicas necesarias, para proseguir perteneciendo a las gatadas de sus estirpes.

Algunos gatos de compañía de esos gatos realizan, además, funciones como la del gato de azoteas, el que a pesar de ser flaco y desmejorado, utiliza todo su poder para aumentar las construcciones. Y, de esa forma, a pesar de que enaltece la extrema miseria de sus obras, son espejo o modelo para sus catervas de coetáneos y afiliados…

Otro de los gatos que me llama poderosamente la atención, es el gato ‘montés’, al ser una criatura dotada con unas cualidades más que portentosas para la caza. Por ello, hasta le han dedicado en España un pasodoble, que es interpretado por las bandas de música en determinadas paradas militares y en cosos taurinos. Siendo utilizado en Inglaterra para la caza del zorro y para acorralarlos en sus guaridas de los montes y parajes. Devaluándose, acto seguido, los terrenos correspondientes a través de una campaña sigilosa con el orín de sus poderes mediáticos. Expropiándose, posteriormente, a los inquilinos con planes poco urbanísticos, con objeto de construir, por el bien económico y turístico nacional, sus gateras al precio que sea, con campos de golf y zonas verdes, aunque escasee el agua.

Creo, que gato que no maúlla no pilla cacho. Siendo una práctica de ciertos gatos al olfatear a las gatas en celo, sobre todo, al acercarse las elecciones. Porque al tener que competir con otros gatos, no cualquiera se lleva a las gatas al huerto, sino los gatos más poderosos del régimen. Pero necesitarán fieles correos propagandísticos y de otras índoles, para llevar a buen puerto los gatitos hechos. Para ello, a veces, utilizarán al gato galera, que será el encargado de poner a buen recaudo lo recaudado para la financiación de sus camadas. Aunque, deberán extremar las medidas de seguridad para no dejar huellas, porque le pueden echar gatos a las barbas. Aunque, se defenderán como gatos panza arriba, para salir indemnes del trance.

Hasta hace bien poco, estimado lector, estos gatos se han llevado a las gatas y gatos del poblacho al agua. Pero algo está cambiando en sus reinos gatunos, porque estos gatos con dudoso proceder, andan con el rabo entre las patas, al percatarse que más pronto que tarde, se les acercará un gatero para ponerles un lazo al cuello. Por eso, estos gatos, están siempre vigilantes y no se fían ni de los de su misma facción, porque a veces, más sabe el ratón que el gato, ya que no por ser más poderoso se es más astuto.

Consecuentemente, hay que evitar que esos malignos gatos de cualquier simbología o pelaje, sigan dándonos gato por liebre. Porque son poseedores de instintos básicos extremadamente viles. Siendo inexcusable, para la gente de bien, extinguir lo antes posible a estas especies de gatos, al haber hecho, desde su cultura gatuna, mucho daño a la humanidad.

 

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