¿Libertad de expresión?

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Darío Iglesias Muñoz.

Llevo tiempo queriendo escribir sobre un tema que me parece de vital importancia; el respeto y el saber estar en las Redes sociales. Perdóname el atrevimiento de decir lo que pienso, pero voy siendo testigo de lo irracional que puede llegar a ser la razón humana, y a veces, la impotencia llama a mi puerta sacudiéndome fuertemente, gracias a Dios, la paciencia suele adelantarse y me aplaca en esos momentos.

Qué fácil es hablar y qué difícil callar a tiempo. Qué complicado es alcanzar la palabra oportuna y  el tono adecuado. Se necesita cierto grado de prudencia y una buena dosis de humildad. Eso no significa faltar a la verdad o pasar por esta vida como un iluso, sino simplemente saber estar, saber comportarse.

Ciertamente, la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad. Decir lo que uno piensa no es malo, más bien todo lo contrario, construye una sociedad democrática y libre, y esto es una cosa muy buena. El problema es cuando no sabemos poner límites, cuando lo que se dice roza la falta de respeto y cuando el mal gusto y el no saber estar se apoderan de nuestras palabras. Si a esto se une el no saber reconocer los errores, querer llevar siempre la razón y opinar de todo aun cuando el sentido común brilla por su ausencia, la falta de educación se va apoderando de las redes sociales y la convivencia social se debilita.

Me pregunto muchas veces en nombre de qué libertad se habla y en nombre de qué libertad doy rienda suelta a la lengua para arremeter de un modo tan poco humano contra mi semejante, imponiendo mi pensamiento y mi manera de entender y ver las cosas. Todos tenemos mucho que aprender, también yo, sobre la libertad y el respeto. Lo primero no se da nunca sin lo segundo. Por eso creo que todo esto es cuestión de respeto y educación, aunque la ausencia de valores, la soberbia y el egocentrismo son algunos de los elementos que más frecuentemente originan esa falta de respeto. Así pues, si queremos gozar de esa libertad de expresión, empecemos por respetarnos unos a otros.

Sin lugar a dudas, la libertad es el tesoro más preciado que posee el ser humano, pero hemos de saber cuidarlo, potenciarlo y sobre todo, usarlo. “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida” (Miguel de Cervantes).

Seamos libres, pero también respetuosos y prudentes, tolerantes y educados.     Un abrazo. Ánimo y adelante.

                                              

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