Regalo de Papá Noel

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J. A. Ortega | Periodista y Escritor

Entiendo los recelos, las reticencias y la desconfianza que han mostrado algunos tras el anuncio hecho por el Gobierno sobre la futura implementación de un Plan Integral de Actuación para el Campo de Gibraltar, pero pienso que quienes han reaccionado de tal forma en su mayoría exageran, cuando lo que debieran es exhibir algo de satisfacción y contento, si tanto aman y se preocupan por los intereses de esta tierra.

Es verdad que han sido muchas las promesas incumplidas desde las instancias superiores del estado a la hora de afrontar los problemas más acuciantes de esta comarca derivados de su propia singularidad, pero no lo es menos que, desde la restauración de la democracia en 1976, han sido las administraciones dirigidas por el PSOE las que más esfuerzos han desplegado para paliarlos, aunque tales esfuerzos, como es obvio, no hayan sido suficientes.

También puedo entender las críticas vertidas desde algunos municipios quejándose de supuestos agravios comparativos, mas creo que debería tenerse mucho cuidado, y particularmente desde los poderes públicos, en este caso desde los ayuntamientos, en dar cancha a localismos malsanos, que, además, ni siquiera están completamente justificados, y que, aderezados con una pizca de victimismo y otra de demagogia barata, solo contribuyen al sostenimiento de ciertos liderazgos políticos deplorables en esta zona, para desgracia de los ciudadanos.

Quizá sea demasiado pronto para echar las campanas al vuelo, porque hasta que la iniciativa no empiece a materializarse cabe la posibilidad de que, teniendo en cuenta la situación de incertidumbre e inestabilidad que se cierne en torno al actual Ejecutivo de Sánchez, todo se quede en agua de borrajas. Aunque, en tanto llega o no esa gran panacea, disfrutemos de la ilusión, seamos prudente y sensatamente optimistas, no atraigamos sobre nosotros el mal fario y no nos jodamos la fiesta antes de tiempo.

Mil millones para mejorar las infraestructuras y las comunicaciones, para incentivar el desarrollo económico y generar riqueza y empleo, para reforzar la justicia y la seguridad y para luchar contra el narcotráfico no son moco de pavo. Más bien pueden o deben considerarse como un regalo de Papa Noel, o de los Reyes Magos, si lo prefieren, en honor a la proximidad de tan señaladas fechas de nuestro calendario católico, apostólico y romano. Por supuesto, siempre y cuando el proyecto finalmente se haga realidad.

De ser así, ya solo nos faltaría, para colmar muchas de nuestras aspiraciones como campogibraltareños, que en el tema del Brexit no se olviden de nosotros y, ya puestos a pedir, que en la lotería de Navidad, o en la de El Niño, nos toque en su totalidad el Premio Gordo.

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