Darío Iglesias Muñoz
En la Antigua Grecia, los sabios eran reconocidos como grandes maestros de la vida. Un día, un joven fue a buscar a un gran sabio llamado Sócrates y le dijo: ¿sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo? Un momento, respondió el viejo sabio, antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices. Antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices.
El primer tamiz es el de la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad? No, no lo escuché, respondió el joven. El segundo tamiz es el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre tu amigo, ¿es algo bueno? Ah no, es más bien lo contrario, respondió el joven algo sorprendido. Entonces, cuestionó Sócrates, ¿quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera sabes si son verdaderas? Tal vez aún puedas pasar el tercer y último tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil lo que me vas a decir de tu amigo? No, respondió bastante entristecido el joven.
Lo que ibas a contarme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿por qué querías decírmelo? concluyó el experimentado sabio. El joven no supo responder.
Amigos y amigas, sacar la lengua a pasear es fácil y gratuito, pero, a veces, muchas veces, más de cuatro veces (como canta la sevillana) hacemos mucho daño. Las redes sociales son testigos privilegiados de ello. Mejoremos nuestra vida y nuestra sociedad. Buen comienzo de curso. Un abrazo a todos, ánimo y adelante
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