Sigue habiendo partido

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Volviendo a tirar del símil futbolístico, podemos decir que ahora nos hallamos en la prórroga. En el tiempo de prolongación de un encuentro –el de las elecciones locales del pasado domingo en Los Barrios– que terminó con un empate técnico. O casi, casi.

Hace cosa de un mes afirmaba yo en este mismo espacio –todavía ni siquiera había empezado la campaña– que había partido por delante, en un artículo en el que me dedicaba a realizar cábalas sobre lo que podría pasar en esta localidad tras la cita con las urnas del 26 de mayo. Y, aunque entonces mis predicciones no fueron muy acertadas, porque estaban más basadas en deseos que en datos recabados con rigor científico, lo cierto es que, en alguna medida, di en el clavo. No solo había una contienda por disputar para la que no se perfilaba un vencedor claro, sino que, además, dicha contienda aún no ha acabado.

PSOE, con sus siete concejales obtenidos, y Los Barrios Sí Se Puede (UP), con sus dos, no suman, por sí solos, lo suficiente como para conformar una mayoría, pero Los Barrios 100×100, que ganó los comicios, con ocho ediles, y PP, que solo consiguió dos, tampoco suman. Así que la llave de la gobernabilidad del municipio está en manos de Ciudadanos. Y en sus manos está, igualmente, el nombre de quien puede ser el primer regidor de la Villa para los próximos cuatro años. A saber: o bien, Miguel Fermín Alconchel, o bien, Salvador Puerto.

No obstante, y aun a riesgo de equivocarme en mis vaticinios una vez más –está claro que como “pitoniso” no tengo futuro alguno–, me atrevo a afirmar que en esta competición por la consecución de la alcaldía barreña los socialistas, y con ellos Salvador Puerto, son quienes mejor están situados.

El PSOE no solo cuenta en su haber con el más que probable apoyo de Los Barrios Sí Se Puede (UP) para la posible investidura de su candidato, sino que es, además, la fuerza política que más puede ofrecer a la hora de granjearse el respaldo de Ciudadanos, considerando los buenos resultados que ha cosechado en estas elecciones y el hecho incontestable de que, en el juego de las negociaciones emprendidas, tiene a su favor una gran baza de la que su adversario principal carece: el control del Gobierno central, de la Diputación y de la Mancomunidad.

A diferencia de lo que sucedió en 2015, en esta ocasión Romero, Alconchel y compañía no tienen, por desgracia para ellos, nada que aportar ni que ofrecer a la hora de decidir hacia dónde se inclina la balanza en lo que se refiere a copar el gobierno de instituciones supramunicipales como las mencionadas y en torno a las cuales siempre hay muchos intereses en disputa. Y no lo tienen, no tienen nada que aportar ni que ofrecer, porque en cuanto a ese tema, como ya todos sabemos, está todo prácticamente decidido.

Pero, por si todo ello no bastara, hay que señalar también que, en lo que respecta a la estrategia de pactos, en los partidos de implantación estatal, como ocurre con PSOE y C’s, la última palabra se la reservan las estructuras de dirección a nivel provincial, regional o nacional, que son las que mandan e imparten las consignas. Y me da a mí que la estrategia de estas dos formaciones está empezando a ser la de entenderse.

En cualquier caso, y a menos que antes no se haga público alguna clase de acuerdo en un sentido u otro, hasta el día 15 de junio no saldremos de dudas y conoceremos el desenlace.

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