MONTE DE LA TORRE

Tétrica singular orogénesis

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Todos los habitantes de ese Campo conocen la existencia de esa atalaya moruna denominada Monte de la Torre. Ella es pétrea alma del moro propietario de aquellos terrenos. En Al-Andalus era conocido como El Halcón por sus razzias despiadadas, tanto en reinos de taifas como cristianos. Cual singular vampiro, de día dormía mas, al anochecer salía a hacer sanguinarias fechorías. Vestía túnica negra, casco del mismo color rematado en vistoso penacho rojo y, en su cinto, portaba descomunal alfanje con empuñadura de metales preciosos, arma que manejaba con extraordinaria maestría.

Cuando atacaba, ferozmente gritaba:

-“ Alégraos de que vuestra vida sea cercenada por tan afilada joya!!”
Comandando sus huestes prendía fuego a cosechas, asesinaba y hacía cautivos por doquier. Prefería capturarlos vivos para levantar un singular monte con sus cuerpos, enterrándolos agonizantes y gozar oyendo sus horrendos gritos que, en la nocturnidad , escatológicos resonaban. De regreso de sus campañas traía ingentes carros de botín y sus briosos corceles arrastrando a los infelices encadenados; comitiva espeluznante. Muchos llegaban muertos, los supervivientes no iban a mazmorra alguna, eran amontonados en esa elevación singular .Así fue configurando un raro montículo cada vez más prominente .

El cruel asesino disfrutaba viendo aumentar tal pavorosa loma conformada por inmenso depósito de cadáveres.

Un día, uno de aquellos moribundos gritó:

-“ Tu corazón es pétreo. Cuando mueras fósil lítico serás, quedándote un ojo solo y vacio y, tu boca, desdentada, cual vano del mismo infierno “.

Él, riendo, gritaba:

-“!Más tierra a ese maldito!”

Pasados años en singular duelo quedó tuerto y, en otra batalla le arrancaron su dentadura de un mazazo. Sus hijos murieron mucho antes que él y, en las tierras de la Janda, en contienda extraña enigmáticamente el Halcón desapareció.

Un plenilunio emergió sobre el monte una torre, esa que ahí se alza; es la pétrea figura del despiadado personaje áptero que, incluso muerto, despótico se eleva sobre sus víctimas, pisoteando rabiosamente sus despojos.

Cuando consumido quede su espíritu entre las llamas de sus maldades, ese torreón se desplomará; entonces el maldito monte desaparecerá tornándose bella vega de inmarcesibles flores.

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