A la salida del pueblo, en la actual urbanización de los Miradores del Río, hay un coqueto y romántico pozo cubierto por una cúpula sobre cuatro pilares, que fue construido en 1781 por Francisco de Coca, para aprovechar mejor un manantial que había en las tierras y viñas que tenía arrendadas al marqués de Santa Cruz, quien las poseía en calidad de antiguo alcaide de la fortaleza de Gibraltar.
La pretendida propiedad del pozo por parte de Tadeo de Coca, hijo del anterior, ocasionó un largo pleito con el Ayuntamiento que defendía su servidumbre pública, que duró desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX. De dicho pozo se obtenía el agua potable más codiciada de Los Barrios por su finura y sabor.
Pero a mediados del siglo XIX entra en competencia con la fuente instalada junto al edifico de la Caridad, de la que manaba agua de un manantial de la Sierra, más allá del río Palmones. Recuperando su primacia años más tarde, cuando a principios del siglo XX se malogró la tubería de aquella primera conducción de agua corriente en Los Barrios, que ya no sería subsanada con otra nueva tubería hasta 1956. El Pozo de Coca debió ser testigo mudo de no pocos galanteos y citas de enamorados, aprovechando como pretexto la recogida de un cántaro de agua para la casa, como en más de una ocasión se pudo entrever en nuestra niñez y adolescencia, igual que Antonio Álvarez.
© Dibujos: Antonio Álvarez Vázquez
© Texto: Manuel Álvarez Vázquez