Un pulso a la ansiedad

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Javier Fernández Rocha | Licenciado en Psicología, Master en Psicología Jurídica

Cualquier actividad cotidiana que imaginemos como comprar el pan, salir con los amigos, presentarse a un examen, ir a trabajar, ir al médico, salir de compras, ir al cine o quedar con un chico/chica puede convertirse en un suplicio y un horror para las personas que sufren ansiedad.

Síntomas como afixia, sensación se ahogo, sudoración, tensión muscular, palpitaciones, sequedad de boca, bloqueos mentales, olvido de palabras, le cuesta conciliar el sueño e incluso ganas de llorar. Este es el día a día de una persona que es incapaz de afrontar cada una de las actividades diarias sin que su cabeza se llene de pensamientos y funcione como una lavadora cuando centrifuga. Estos pensamientos se amontonan y se cuestionan de tal manera que la persona siente que no es capaz de tener el control de su vida.

La ansiedad no es mas que un miedo ante una situación y que se convierte en un gran mostruo en nuestra mente. Como tal miedo, la ansiedad hay que afrontarla porque si se sigue huyendo de lo que nos provoca ansiedad, la estamos alimentando cada vez más y nuestra vida se puede convertir en una pesadilla.

El problema está en que NOSOTROS controlamos nuestros pensamientos y no al revés, porque sino nos convertimos en esclavos de nuestras emociones y somos marionetas emocionales.

Para paliar estos efectos de la ansiedad es aconsejable que aprenda técnicas de relajación y meditación para poder centrar nuestra atención en lo que realmente queremos y no a lo que nuestra mente ¨lavadora¨ nos lleva. Dejar de evitar todo lo que nos provoca dicha ansiedad ya que consolidaremos cada vez mas nuestro miedo a realizar cualquier actividad. Por último, deje de hablarse a sí mismo en términos negativos como ¨yo no puedo¨, ¨no voy a ser capaz¨ o ¨es imposible que lo consiga¨ porque sigue dando alas a su mente lavadora para que su ansiedad siga invadiendo su vida.

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