De sabios es rectificar y la alcadesa de Los Barrios, Ángeles Ariza, lo ha hecho, mal que les pese a algunos, en lo que respecta al asunto del llamado decretazo y el anunciado recorte indiscriminado de pluses y complementos en la nómina de los trabajadores municipales. Justo es, por tanto, reconocerle el mérito de la rectificación a la regidora barreña y, más aún, teniendo en cuenta que lo común en el ámbito de la actividad política, quizá con mayor frecuencia que en cualquier otro ámbito de la vida, es sostenella y no enmendalla.
El mantenimiento de la medida que la primera edil había adoptado, no se sabe si siguiendo su propio critero o el de un asesoramiento bien intencionado aunque desafortunado, amenazaba con meter al Ayuntamiento en un callejón sin salida: por un lado, un conflicto laboral de difícil solución y, por otro, una nueva crisis política de consecuencias no del todo previsibles. Así pues, con el giro que se le ha dado a la situación -el acuerdo con los representantes sindicales de los empleados y el ofrecimiento de participación en el proceso a la oposición- las cosas se podrán hacer como se debían de haber hecho desde un principio en toda esta cuestión y para conseguir el mismo objetivo, el de poner orden y concierto en la estructuración de la plantilla municipal y, muy especialmente, en su sistema de retribuciones, que, es de dominio público, está sumido en un auténtico caos.
Primero la elaboración de la Relación de Puestos de Trabajo, la llamada RPT, asignatura pendiente desde hace años en lo que concierne a la gestión de personal y recursos humanos dentro de la administración local de este municipio, tras varios intentos frustrados de llevarla a cabo, y luego una justa, equitativa y precisa revisión salarial, pero no al contrario.
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