Rojo y Negro

Hasta que la guerra termine

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Una película de Abenabar en la que se recrean los últimos días de D. Miguel de Unamuno, en la Salamanca de 1936. De lo acontecido por D. Miguel, salvo aspectos cotidianos dramatizados en el film, se sabe casi todo. La cinta refleja la evolución en la conciencia de Unamuno, desde la euforia, anhelante de una República en “orden”, en los primeros compases del llamado “alzamiento”, hasta como poco a poco va tornándose en amarga decepción y en clara conciencia de haber sido manipulado por la propaganda fascista. No pudo callarse en el paraninfo de la Universidad Salmantina, para decir aquello de que “hay que convencer, no vencer”, que hay que persuadir, no aniquilar… y ya se sabe cómo recibió la respuesta del odio resumido en el grito de Millán Astray ¡Muerte a los intelectuales!

Interesa tanto o más como la película muestra aspectos interesantes de esos primeros momentos del Golpe de Estado y de las auténticas razones que lo promovieron, al menos en el General Franco: “Paquito” como lo llamaba el General Cabanellas. Personaje éste masón, para más inri, o mayor escarnio, que presidió, por ser el militar de mayor edad, la Junta de Defensa Nacional, constituida en Burgos el 25 de julio de 1936, sustituyendo al Genera Sanjurjo, que por accidente de aviación perdió la vida 5 días antes. Abenabar muestra como una parte de los generales sublevados pretendían una reforma de la Republica. De hecho el general Queipo de Llano, sublevado en Sevilla, gritaba al finalizar sus arengas radiofónicas “Viva la Republica” y la enseña tricolor sólo fue cambiada a finales de agosto por la bicolor “monárquica”.

Se narran dos historias en paralelo, lo que va aconteciendo a D. Miguel de Unamuno y la transformación que se produce en el General Franco, que de no estar siquiera en la Junta de Defensa, pasa a integrarla y en semanas a dirigirla como Generalísimo y Jefe de Estado. Y aunque el general Cabanellas enfatizó que el nombramiento sería “mientras dure la guerra”, lo cierto y verdad es que la cinta deja claramente establecida la intención de Franco de que la guerra nunca acabara. En la trama se reitera en varias secuencias como va cambiando el enfoque de una acción militar para liberar el Alcázar de Toledo, sitiado por fuerzas de la República, ya que la decisión adoptada por Franco suponía el alargamiento de la contienda muchos años. Una frase que quizás nunca pronunciaría Franco da la clave de la profunda crítica al discurso fascista que hace la película. “Hacen falta años para limpiar España”. Han pasado 83 años desde aquel fatídico 18 de julio del 36, y hay quien piensa, salvando evidentemente muchas distancias, que la Guerra fratricida, aún no ha acabado.

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