Esta frase no es mía, es de Alfredo Pérez Rubalcaba, brillante orador en la tribuna del Congreso de los Diputados y en cualquier foro en el que intervenía.
Y la traigo aquí a colación de las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez hace sólo tres días y en las que afirmaba de manera contundente y en relación a los test rápidos comprados a China, que el Gobierno tiene que comprobar la homologación de esos test para que tengan las suficientes garantías.
Pues eso, sólo tres días después, resulta que los test tienen una sensibilidad de un 30% cuando lo normal es que tuviesen un 80% lo que conlleva una enorme falta de fiabilidad de los mismos. No cumplen con las especificaciones requeridas y no son fiables. Esto provoca la desconfianza y más en los momentos en los que nos encontramos.
El Ministro de Sanidad afirmó ayer en la comparecencia en la Comisión de Sanidad a petición propia, que se habían retirado 9.000 de estos test y devueltos por la falta de viabilidad de los mismos. Y lo hizo porque el diario EL PAIS ya lo había denunciado.
El problema llega cuando el Instituto Carlos III comprueba la fiabilidad del test en 9.000 de ellos. Y los técnicos de calidad ratifican que ni son fiables ni cumplen las especificaciones señaladas en la compra. Los responsables de calidad desechan, entonces, toda la partida que resulta que ya no son 9.000 sino 50.000.
La polémica sube un grado más cuando la embajada de China en España informó ayer en Twitter de que la empresa suministradora Shenzhen Bioeasy Biotechnology “no tiene la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos” y que en la lista de proveedores clasificados que entregó al Gobierno de España no estaba incluida en la lista de proveedores proporcionada.
Al final, el total de la partida devuelta es de 58.000 test (La Vanguardia), lo que da una idea del trabajo chapucero que se realiza y que ha provocado una dura respuesta por parte de la oposición.
Y así estamos en esta España de charanga y pandereta.
Lo dicho por Rubalcaba: Los españoles merecen un gobierno que no les mienta.
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