Vengo muy harto, pero insatisfecho

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Se va un año y llegan fechas de comilonas de trabajo
pero, como yo no lo tengo, estoy en esas citas excusado
porque vivo envuelto en la rota capa del paro.

¿Y los banquetes de amigos, socios de clubes, asociaciones…?
Nada!, no poseo ningún otro carnet o documento que el de identidad
y no pertenezco a casino alguno solamente al del pobre,
y los indigentes que,, siendo un colectivo tan enorme,
no estamos asociados ni sindicados

¿ Y con los familiares?
Ah!, esos, si durante el resto de meses de mi intentan alejarse
para qué, ahora, con ellos a la mesa sentarse
pues, sería en esa Nochebuena encender fuegos
que deben seguir apagados y no avivarlos con recuerdos

¿ Y con algún generoso y magnánimo potentado o terrateniente
que te ofrezca silla para que en esa noche te sientes?
A esos yo les digo, señores,
que vengo tan saciado, estando hambriento,
que vomito y reviento nada más verlos,
si no saco de mi pecho
toda esta presión y peso
teniendo a mis intestinos cual serpientes
vacías y removiéndose en el cubil de mi barriga.

Por favor, no me vengan con que me dan pavo,
turrones, polvorones y mazapanes.
El pavo lo llevé haciendo todo el año,
me desplumaron entre unos y otros
y gracias, que estoy decrépito y flaco
si no, terminan haciendo conmigo sopicaldo.
Mi estómago está ya tan acostumbrado
a soportar estrictas dietas, sin intención de guardar línea,
que ahora, si me excedo en unos gramos más de alimento,
termino ya aquí mismo muerto.
Y a un pobre hay que dejarlo que en su pobreza viva
ya que, siendo mísera y fría, hasta, usted rico, la envidia
porque ya quisiera gozar de la libertad que poseo
pues, mi agenda es solo mía y la relleno
según me da la gana y se presente el día.
Todas las horas son de ocio,
y no tengo ninguna reunión de negocios
solamente me preocupa, y me ocupa, tener un bocata para el día;
lo demás son todo vulgares fantasías.

¡Déjenme entre mis cartones de pobreza!,
ustedes, señores, sigan celebrando la fiesta
y no me digan, siéntate hoy a la mesa
con falsa bonhomía, porque como es Navidad,
toma de mi mano un trocito de dulce y una copita
de licor o de champán.
Si ese picante dulce tomara, a hiel me sabría
y el chupito, vinagre mismo se tornaría.

Brinden ustedes por el año
y también por el mucho daño
que, con su egoísmo al mundo hacen
y no me ofrezcan migajas en su festín
para quedar bien con sus conciencias, solo porque es Navidad
y, el resto de los días,… si me ven ,
se apartan y se alejan, en vez de pensar que este ser,
nació de unos buenos padres que le enseñaron derechos y también su deber
pero ustedes , los que duermen sueños de grandeza,
me convierten en infeliz ceniza
abrasando mi vida
con la discriminación y la más dura pobreza
y encima , al pasar, señores,
camino de las dominicales misas,
como bien saben respetar las fiestas de guardar,
con su orgullo de gentil caballerosidad
pisotean a la pobreza con su indiferencia
y, más la acrecentan diciendo al mundo:
“ Feliz Navidad!”
Si, esa Navidad que parece solamente ustedes saben celebrar
porque, como llevan en sus bolsillos todos los décimos premiados,
al tener la serie enterita y completa,
qué les importa que nosotros, los inopes,
sigamos errantes, sin rumbo, sin portal, y abonados al paro..

El frío de la indigencia para ustedes, señores, no existe
porque en su palacio o mansión no vive;
ese es para mí y, los que como yo,
caminamos en alpargatas o descalzos y, llenos sin comer ni una pizca de turrón
porque llevamos años muy hartos
de tan injusto y discriminado trato,
muy muertos de hambre pero, repletos de dignidad y honor ,
la que nunca falta y siempre va en la mochila de este pobre
que es un andaluz y, hasta el mismo campo
se apiada de mí y, generosamente, me da un mazo de espárragos,
unas tagarninas y la sombra de un chaparro
que es sombrilla en mis veranos
y paraguas en los inviernos porque, bien sepan,
que las dehesas andaluzas, aunque crean
que son suyas, y de alambres las tengan cercadas y llenas,
hasta el mismo toro bravo se hace manso
y nos deja a los pobres coger los frutos silvestres
para, estos furtivos acallar sus vientres
y, que nunca muera el pobre
aunque ya, de nosotros, el orbe está lleno de sobre.

Feliz Navidad le da el pobre de solemnidad,
al que encima califican de vago y flojo
y, hasta de borracho, pendenciero o loco
porque vomita en los campos
lo que tiene en su garganta y lo hace con este flamenco canto:
-“ Mare”, tu hijo es “probe”
pero, con tu cariño y amor tiene de sobre
porque la única riqueza es tener una “mare”
que nos diga: “te faltará “toito to”
pero en Navidad siempre tendrás el amor de la “mare” que la vida te dio”

Ella, desde la tierra o en los cielos,
siempre te dirá: “Eres lo que más quiero,
y no te cambio por el mejor capital ni dinero!!”

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